En una tierra muy remota llamada Alvor, sucedió lo que nadie se esperaba, un cataclismo mágico que afecto la vida como nunca se había visto. A partir de este suceso, Brucie (una bruja de Nurburg) y Partus (un robot de batalla) tendrán que proteger el último vestigio de “Irileth”, un poderoso artefacto con forma de báculo con una joya en su cetro, este objeto es capaz de conceder cualquier deseo de el ser que lo posea. En un mundo tan corrompido como es Alvor, solo podría esperarse lo peor.
“Alvor” es una historia que se desarrolla para un videojuego. Dicha historia tiene dos protagonistas Brucie, una bruja quien representa el personaje con más relevancia; Partus es el fiel acompañante y portador de “Irileth”
Para desarrollar este proyecto tuve varios referentes, sobre todo videojuegos, como Horizon Zero Dawn, Skyrim, Metal Gear Solid y The Witcher. También tuve una inspiración muy marcada con Partus del artista H. R. Giger (creador del icónico personaje del cine de terror Alien)
Nuestra protagonista es una bruja de bosque, hija de la luna, dotada con un inmenso carisma e inteligencia. Antes del cataclismo, ella junto al aquelarre de Nurburg, custodiaban a Irileth para que no cayera en las manos equivocadas, pero luego de ese terrible incidente sólo queda ella y un mundo lleno de peligros alrededor de tan preciado objeto.
Por la radiación, su mano izquierda mutó, igual que algunas partes de su cuerpo. Pero esto no detiene a la última bruja de Nurburg para seguir cumpliendo su deber.
El portador de Irileth (elegido por Brucie) es un robot de batalla de la época anterior al cataclismo. Con toda la radiación que se generó, Partus, adquirió conciencia. Antes de todo el caos, no se pensaba para nada que una bruja conviviera con un robot de esta categoría. Pero las circunstancias en Alvor son tan adversas que hasta los seres más opuestos se atraen (irónicamente con la radiación electromagnética).
